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¿Cortesía? ¿Decencia? ¿Baños limpios? ¿Diseño en todos los detalles? La excelencia que permite diferenciarse de la competencia está en las “pequeñas cosas”, plantea el experimentado consultor Tom Peters.

Consultor y especialista en management, Tom Peters saltó a la fama cuando publicó en 1982 el que sería el primer best seller en el campo de la administración de empresas: «En busca de la excelencia». En su libro más reciente, «Las pequeñas grandes cosas», publicado en 2010, Peters sintetiza varias décadas de experiencia en una serie de ideas prácticas para acercarse desde lo cotidiano al concepto de excelencia y diferenciarse de los competidores.

“Lo pequeño importa, ¡y mucho!”, plantea. Algunas de sus sugerencias para buscar la excelencia en los negocios en el día a día:

  • Expresar aquello que uno hace de modo original o diferente en un “punto de vista” personal y único, una declaración de principios que guíe todo lo que hacemos, de no más de 8-10 palabras.
  • Dar importancia a los baños. Baños limpios, bonitos e innovadores son una forma de mostrar interés por los clientes, los empleados y los visitantes.
  • Preocuparse por la calidad de los productos o los servicios (¿estamos haciéndolo lo mejor posible?)
  • Pensar en negocios simples, poco glamorosos y hasta “aburridos”, pero que cubren necesidades (bañar perros, drenar inundaciones, cortar césped, etc.). No todo es biotecnología, redes sociales y alto potencial.
  • Motivarse a uno mismo, para dar siempre el máximo. (ver “Automotivación: 6 claves”)
  • Ser amable y cortés con todos los interlocutores, en particular con empleados y clientes. Las experiencias suelen estar por encima de los resultados, y la amabilidad es un factor diferencial importante en tiempos de agitación.
  • Mantenerse en estado físico. La buena salud y la actividad física suelen ayudar a mejorar la actitud y todo lo que de ella depende.
  • Establecer conexiones personales. Escuchar, mostrar respeto y trabajar en equipo, con un genuino interés en los demás.
  • Utilizar los cinco sentidos. No quedarse sólo con lo que se ve; encontrar nuevas perspectivas (¿qué sonidos tiene?, ¿cómo huele?, ¿es sabroso?, ¿cómo se siente?).
  • Ser curioso y preguntar lo que no se entiende. Seguir la máxima de Warren Buffet, una de las personas más ricas del mundo, que declaró: “No invierto en nada que no comprendo”.
  • Aprovechar el momento del café. Situaciones informales como el café o el encuentro en la cocina o un pasillo son fuente de información clave para los negocios.
  • Agregar diseño para convertir cada situación en un objeto de arte. Manuales, avisos, oficina, envases, son oportunidades para crear belleza.
  • Contratar gente entusiasta, con buenos modales y atractivo personal.
  • Evitar descuidos. Muchos errores son fruto de la falta de preocupación, y eso puede llevarse a todos los aspectos del negocio, haciéndose evidente a clientes y competidores.
  • Permitirse soñar, para llegar a ser la mejor versión de uno mismo.

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