Descubre cuáles son los dos tipos principales de miedo y por qué uno no es mejor que el otro. ¡Acaba con él!

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En mis años como emprendedora he descubierto que en el emprendimiento hay dos tipos principales de miedo: el propio y el ajeno. Ambos los he experimentado y lamento informar que ninguno es mejor que el otro.

El miedo propio es aquel miedo o temor que sufrimos luego de haber experimentado dolor, molestia, incomodidad o situaciones difíciles. Este miedo es la respuesta humana que utilizamos para evitar pasar nuevamente por esa experiencia que simplemente no nos agradó.

En cambio, el miedo ajeno es aquel miedo que ni siquiera hemos experimentado. Es el miedo que alguien nos ha infundido, nos ha “sembrado” o creado basado en experiencias ajenas. Éste lo experimentamos al desarrollar empatía por la persona que tuvo la mala experiencia y claro lo adquirimos como escudo de protección para evitarnos pasar por lo que otra persona ya pasó.

No hay uno peor que el otro, mucho menos mejor que el otro. Para resolver ambos hay que conocer el origen de nuestros miedos para poder atacar el problema desde la “raíz”.

¿Te imaginas que hubiera sido de ti si cuando aprendías a caminar (y caías varias veces) si te hubieras quedado con el miedo? Peor aún, ¿te imaginas que hubiera sido de tu educación si nunca hubieras superado el miedo a ir a la escuela el primer día?

Como individuos racionales lo primero que debemos hacer es identificar la fuente de nuestros miedos. ¿Tienes miedo a fracasar? Pregúntate ¿por qué le temes al fracaso?, ¿ya fracasaste? Pues entonces ese miedo es tuyo y sólo tú puedes tomar acción para disiparlo.

Ahora, si por el contrario le temes al fracaso porque alguien que conoces fracasó o te contó de otra persona que lo hizo, ese miedo no es tuyo. Elimínalo, combátelo, sal del miedo lo antes posible.

¿Cómo sales del miedo ajeno? Pues sencillo, de la misma forma que adquiriste el miedo ajeno en un principio. Lee, aprende de otras personas que han tenido experiencias de éxito. Aprende de los que han triunfado. Llena tu mente de afirmaciones y pensamientos positivos. Después de todo, las batallas son ganadas en la mente primero que en el campo de batalla.

Ahora, si el miedo es todo tuyo tienes que tomar acción. ¿Qué puedes hacer? Lo primero es reconocer la fuente del miedo. Yo entiendo que las heridas de un fracaso traumatizan pues ya he estado ahí.

El problema es que mirándote las heridas y lamentando no vas a lograr nada. Toma acción, muévete. ¿Recuerdas por qué fracasaste? Quizá no tenías algún conocimiento, entonces edúcate.

¿Te faltó ayuda o apoyo? Comienza por organizar tu equipo ganador.

Haz la decisión de salir de ese lugar de lamento, de penuria y comienza a actuar. Llena tu mente de pensamientos positivos cada mañana, aprende, vive, corrige tus errores.

Si algo debemos tener presente es que mientras estemos inmóviles no vamos a lograr nada. Lamentablemente, no lograr nada es una forma de fracasar. Así que vence tus miedos y actúa. Deberíamos tener más miedo de vivir infelices e insatisfechos que de haber caído y levantarnos un par de veces en el camino que recorrimos.

 Fuente: Soy Entrepeneur