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Tras las vacaciones y el posterior periodo de adaptación en la vuelta al trabajo, volvemos a retomar la actividad y emprendemos. Es un periodo importante e intenso, que supone emplear todas nuestras habilidades, asumir nuestros retos y cumplir con los objetivos personales y profesionales que nos hemos propuesto. Por ello, es importante, estar automotivadas para gestionar esta etapa y encontrar motivaciones que nos animen y sobre todo guíen nuestros actos y nuestros pensamientos.

La motivación es la gasolina que nos hace ponernos en marcha, es aquel impulso que nos lleva a realizar una conducta  para satisfacer un deseo. En definitiva, aquello que nos “empuja” a actuar. Así ¿Que podemos hacer para “tener siempre lleno nuestro depósito de gasolina” y ser una persona automotivada y  proactiva?

1. Centrate en la automotivación en vez de en la motivación externa

La motivación puede ser externa (la que proviene de un estímulo externo): un halago, que nos toque la lotería, encontrarnos con un amigo, que el jefe nos felicite por el trabajo bien hecho, un ascenso, una buena comida,  etc. Y motivación interna-automotivación  (la que proviene de nosotros mismos): cumplir con los objetivos que nos hemos propuesto, conseguir algo después de un esfuerzo, una buena nota, controlar nuestras emociones en un momento difícil, concentrarnos en nuestro trabajo en vez de hacer un café con los colegas, etc.

Es muy importante centrarnos en la motivación interna (automotivación), ya que al depender “solo de nosotros”, “siempre seremos nosotros los que la regularemos” y no tendremos que estar esperando de los demás o de las circunstancias,  la motivación. Se trata de desarrollar la habilidad de influir en uno  mismo/a.

2. Refuérzate frecuentemente, por todo aquello que consigues y que proviene de tu esfuerzo y de nuestra autogestión

Reforzarnos por … esa  hora de deporte que hemos hecho, esa buena presentación ante un cliente, el informe que hemos terminado, hacer voluntariado, estar trabajando provechosamente en la mañana evitando interrupciones, conservar la calma cuando un compañero nos hace perder los nervios, por arreglar una situación tensa con un familiar, etc. Es decir, reforzarnos por todo aquello que hemos hecho y que solo depende de nosotros.

3. Cuida tu  dialogo interno

¿Te paras a analizar cómo te hablas a ti mismo/a?, ¿te refuerzas por lo que haces?, ¿te das fuerzas frente a los retos?, ¿te das instrucciones para tranquilizarte y relajarte?, ¿te das animo ante las dificultades?, cambia tus frases limitantes “no puedo y nunca podre”, “soy un desastre”, “todo lo malo me toca a mí”, “que mala suerte”, “uf que rollo,  otra vez lo mismo”, por frases potenciadoras: “Voy a hacer todo lo posible para conseguirlo”, “el preocuparse por las cosas no soluciona nada” , “si no se algo, puedo pedir ayuda a los demás”, “yo puedo”, “en otras ocasiones lo he conseguido”, etc.Se trata de hablarte a ti mismo/ a para influir en tus estados emocionales.

Cuida especialmente las frases que te dices a ti mismo/a al levantarte y al acostarte, y concéntrate en potenciar el pensamiento positivo.

4. Márcate objetivos concretos y sobre todo  realistas

Especifica que quieres conseguir, tanto a nivel personal como a nivel profesional. Es mucho mejor que empieces dando pequeños pasos, en vez de fijarte metas ambiciosas, que sean difíciles de alcanzar y que luego te pueden llevar a la desmotivación si no las alcanzas. Por ejemplo: si haces largas jornadas de trabajo, y tu objetivo es “conciliar vida personal y laboral”,  ya que pasas muchas horas en el despacho, proponte durante un mes salir todos los días 15 minutos antes de la hora a la habitualmente sales. Es más probable que cumplas esto , que proponerte salir todos los días a “mi hora”

5.Fomenta tu autoestima

Haz una lista de 10 cosas positivas sobre tu persona: habilidades, talentos, cualidades, etc. Tenla siempre a mano, léela todos  los días y especialmente y varias veces en esos días en que tu motivación decae. Además revisala todas las semanas (por ejemplo todos los viernes)  y ve añadiendo cosas nuevas sobre ti mismo/a.

6.Aprende de tus errores

Cuando cometas un error, en vez de entrar en el circulo vicioso de la negatividad: “porque, porque y porque” , analiza la experiencia desde el punto de vista de la mejora:” ¿Qué puedo hacer para que esto no vuelva a ocurrir?”, y define acciones concretas para conseguirlo. Esto además te ayudara a reforzar tu tolerancia a la frustración.

7.Enfócate  a los cambios

Hazte esta pregunta : ¿Qué harías si supieras que no puedes fracasar en nada?. Haz una lista. Y con la lista delante contesta las siguientes preguntas:

a) ¿Que me lo impide?

b)¿Que debo hacer para superar los obstáculos?

Esta reflexión, te servirá para analizar donde están tus resistencias  a los cambios, definir tus objetivos y especificar un plan de acción.

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